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El ekekologista es un nuevo personaje simbólico propio de nuestra identidad mestiza y chola. Emerge como un ekeko ecologísta contemporáneo que recupera los valores ancestrales de nuestras culturas originarias. Sabiduría que en los tiempos actuales se manifiesta como uno de los factores del rescate de nuestra identidad, de nuestra madre tierra (Pachamama). Así como de resistencia a los modelos de destrucción del medio ambiente y de la vida que conlleva el consumismo y materialismo de la sociedad occidental...

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RECICLA-REDUCE-REUTILIZA


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ACOMPAÑA A EVA A REFLEXIONAR SOBRE TU CONSUMO... Y LO QUE TÚ PUEDES HACER




CONSEJOS PARA UNA VIDA SOSTENIBLE



Nuestra acción a favor del medio ambiente cuando nos aplicamos en la separación en origen no cae en saco roto. El esfuerzo de la separación de los residuos permite reaprovechar los recursos. Las fracciones más habituales que podemos separar en el rincón de casa, con los residuos que les corresponden son:

Contenedor azul. ........

Papel y cartón limpios. Todavía un 40 % no se recupera porque se arroja a la bolsa del rechazo, contribuyendo a una absurda situación en la que las empresas que fabrican papel y cartón reciclado en nuestro país deben importar papel de recogida selectiva de otros países (alrededor de 700.000 toneladas anuales).
Si es posible, colocar solo papel y cartón limpio (por ejemplo, no manchado con comida o grasa) sin cintas adhesivas, trozos de plástico como ventanillas de sobres o grapas. No es recomendable depositar papel parafinado.
El reciclaje de papel permite obtener nuevos productos de papel con un 74 % menos de emisiones y evitando el 65 % de la contaminación de un proceso de papel con fibra virgen, generando un 35 % menos de contaminación del agua.
Con el papel y cartón usado se elabora de nuevo papel y cartón, que encontramos en productos como cajas de cereales, galletas o medicamentos, papel de escritura, envases de alimentos como la harina, el azúcar o el arroz, y embalajes en general.

• Contenedor verde. .........

Botellas y botes de vidrio. Se pueden quitar siempre que sea posible las etiquetas de papel y otros impropios como argollas de plástico. Las tapas metálicas pueden ir al contenedor amarillo. No se deben introducir materiales como bombillas, vidrio pirex o cristales de ventanas.
La separación permite que se vuelvan a producir botellas y envases de vidrio, evitando el consumo de toneladas de arena y utilizando un 30 % menos de energía y un 50 % menos de agua.

• Contenedor amarillo. .........

Envases. En primer lugar, plásticos, como envoltorios de plástico en general, botellas de PET, bandejas de porexpan, bolsas de film de polietileno (las típicas bolsas que nos ofrecen en los comercios), envases de postres lácteos, envases de bebidas de cartón tipo tetrabrik.... El reciclaje de envases plásticos permite fabricar más envases (para usos no alimentarios), mobiliario urbano, o bolsas de plástico. Incluso hay fabricantes de ropa de fibras sintéticas que usan botellas de bebidas de plástico recicladas para elaborar forros polares y otras prendas similares.
En el contenedor de envases debemos depositar también las latas y envases metálicos, como latas de conserva, de refrescos, tapas… Los metales son materiales de alto impacto ambiental, por lo costoso de su extracción y la energía que requieren para su transformación. Estos envases estan elaborados con hierro, zinc, hojalata o aluminio. Sobretodo el aluminio es un un material noble cuyo reciclaje es muy provechoso desde el punto de vista económico. Con el aluminio reciclado, que tiene las mismas propiedades que el original, se fabrican nuevos envases, así como piezas y láminas de aluminio para todo tipo de aplicaciones.
Finalmente, no debemos olvidar a los tetrabriks, usados como envase de refrescos, zumos, agua, salsas y productos lácteos, que están fabricados con celulosa (cartón) en un 75 %, aluminio y un film de polietileno. La separación de estos componentes hoy en día es muy fácil y permite recuperar toda la celulosa, el aluminio y convertir el plástico en parafinas o combustible. Si se almacenan limpios y plegados son menos problemáticos en la bolsa de basura.

• Contenedor marrón o naranja. ........

Materia orgánica. No está presente en todos los municipios, aunque sería deseable. En muchos casos se llama erróneamente fracción orgánica a la fracción de desecho donde se encuentra la materia orgánica y aquellos residuos que no se incluyen en el resto de fracciones.
Se pueden colocar en los contenedores de fracción orgánica los restos de comidas tanto vegetal como animal así como servilletas y pañuelos de papel usados.
La materia orgánica de los domicilios se trata en las plantas de compostaje junto con los restos de jardinería de los parques en grandes pilas en las que se favorece la formación de compost, que se puede utilizar en jardinería y agricultura para devolver los nutrientes y estructura a la tierra. La materia orgánica debería recogerse en bolsas de plástico con biopolímeros compostables.

• Residuos peligrosos.

En nuestro rincón de reciclaje se puede preveer un recipiente o caja, si puede ser en un lugar protegido y alejado del alcance de los pequeños, donde guardar temporalmente los residuos problemáticos que quedan fuera de los contenedores habituales: aceites, restos de productos químicos como pinturas o tintas, componentes electrónicos, envases de aerosol, pilas...
En algunos casos la recogida de estos productos tóxicos se facilita, como en el caso de las pilas, aunque sorprende que todavía más de la mitad de las pilas no se coloque en los puntos de recogida, que sin embargo son numerosos en muchas regiones. Con esta actitud pasiva se sigue contribuyendo a la contaminación con mercurio y metales pesados del medio y de nuestros organismos. Por otro lado, se ha promovido alguna iniciativa para la recogida doméstica de aceite usado (que puede recutilizarse para fabricar biodiesel, jabones, cosméticos, barnices o pinturas naturales), pero todavía son anecdóticas. En general, recae en el ciudadano llevar estos residuos nocivos a los puntos de recogida o al Punto verde, que suele ser instalaciones a las afueras o en el interior de la ciudad, o bien un equipo móvil con diferentes paradas en la ciudad en horarios determinados, donde se pueden depositar estos residuos. Actualmente, la base de este sistema es la sensibilidad y voluntad del usuario. Idealmente, una mayor participación en la recogida de estos residuos peligrosos podría fomentar una mayor inversión en sistemas de recogida más cómodos para estas fracciones minoritarias en volumen, pero de mayor toxicidad.

• Contenedor de desecho.

Resto. Actualmente es el que más llenamos, aunque debería ser el que menos capacidad tuviera. Si fuéramos ambiciosos y separáramos correctamente todos nuestro residuos, esta fracción a penas ocuparía un 15 % en nuestro rincón de reciclaje.

Tratamiento de residuos integrado en los edificios

Cada vez va a ser más habitual encontrar sistemas de recogida de residuos integrados en el interior de los edificios. En esta solución, existen compuertas de vertido en el interior de los edificios, bien en espacios comunitarios, en cada planta, o incluso en cada vivienda. A través de unos conductos, los desechos y, deseablemente, las fracciones reciclables, llegarían a un receptáculo situado en la parte inferior del edificio para su almacenamiento. Actualmente, ya existen instalaciones en cocinas industriales como las de restaurantes, algo apreciado en este ámbito ya que estos sistemas evitan el contacto físico y visual con los materiales una vez que se convierten en residuos. Sin embargo, estos sistemas se están planteando conjuntamente con sistemas de recogida a presión (recogida neumática de basuras), un sistema ambientalmente cuestionable si atendemos a las necesidades energéticas del sistema, el cual además exige la construcción de conductos en el subsuelo. La recogida neumática da continuidad al modelo actual en el que tratamos nuestros residuos de manera centralizada y que nos aleja del necesario protagonismo de la ciudadanía para participar en la recogida selectiva y el reciclaje. Lamentablemente, este sistema muy en boga en algunas capitales continua externalizando nuestras responsabilidades.

Una actitud sin excusas

Si reducimos la basura que generamos, hacemos innecesarias parte de las grandes infrastructuras de tratamiento de residuos, como vertederos o plantas de separación, que requieren una ocupación de territorio, gran cantidad de energía para su funcionamiento, y recursos económicos.

Si separamos la basura en casa, permitimos el aprovechamiento de los materiales. Por ejemplo, la materia orgánica de desecho cuando va mezclada con otros residuos, sólo permite obtener un compost de ínfima calidad o ni tan siguiera eso, mientras que correctamente separada se convierte en un valioso producto que puede alimentar nuevamente la fertilidad a la tierra.

No valen las excusas. El problema y la solución a los residuos sólidos urbanos está en nosotros. Debemos asumir nuestra responsabilidad y hacer el gesto de la separación en origen, clave para abonar el camino a soluciones de integración arquitectónica para una gestión ambiental pública de los residuos más sostenible que la actual. Nuestro gesto empieza con un estético sistema de separadores, un cubo bajo el fregadero o una bolsa provisional con toda la basura "limpia" (vidrio, envases limpios, papel y cartón) para después salir a la calle y colocar cada material en el contenedor que le corresponde. Con la separación contribuimos a romper de una vez por todas con los flujos productivos lineales. Todos en la casa deberían conocer donde va cada residuo y participar. Quizá lo más necesario es simplemente ser más responsables con nuestro entorno inmediato. Disponer del rincón de reciclaje en nuestro hogar es un inmejorable comienzo.



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