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El ekekologista es un nuevo personaje simbólico propio de nuestra identidad mestiza y chola. Emerge como un ekeko ecologísta contemporáneo que recupera los valores ancestrales de nuestras culturas originarias. Sabiduría que en los tiempos actuales se manifiesta como uno de los factores del rescate de nuestra identidad, de nuestra madre tierra (Pachamama). Así como de resistencia a los modelos de destrucción del medio ambiente y de la vida que conlleva el consumismo y materialismo de la sociedad occidental...

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agosto 01, 2011

1 DE AGOSTO : DIA DE LA PACHAMAMA



Pachamama

Pachamama o Mama Pacha, "Madre Tierra".Creencia religiosa usada en pueblos autóctonos andinos Pachamama o más usualmente pacha (del aymara y quechua pacha: tierra y, por posterior extensión bastante moderna "mundo", "cosmos";[1] mama: madre -es decir "Madre Tierra" ) es la gran deidad, entre los pueblos indígenas de los Andes Centrales de América del Sur. Los pueblos guaraní también festejan la Pachamama

Descripción

La divinidad Pachamama representa a la Tierra, pero no solo el suelo o la tierra geológica, así como tampoco solo la naturaleza; es todo ello en su conjunto. No está localizada en un lugar específico, pero se concentra en ciertos lugares como manantiales, vertientes, o apacheta. Pero es una deidad inmediata y cotidiana, que actúa directamente, por presencia y con la cual se dialoga permanentemente, ya sea pidiéndosele sustento o disculpándose por alguna falta cometida en contra de la tierra y todo lo que nos provee.

No es una divinidad creadora sino protectora y proveedora; cobija a los hombres, posibilita la vida y favorece la fecundidad y la fertilidad. A cambio de esta ayuda y protección, el pastor de la Puna Meridional está obligado a ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe, no sólo en los momentos y sitios predeterminados para el ritual sino, particularmente, en todos los acontecimientos culturalmente significativos, configurándose así una suerte de reciprocidad". Sin embargo se la considera asimismo con una faz negativa: la Pachamama tiene hambre frecuente y si no se la nutre con las ofrendas o si casualmente se la ofende, ella provoca enfermedades.

Historia de su culto

Los quechuas, los aymaras y otras etnias agricultoras de la región andina, realizaban ofrendas en su honor, sacrificando camélidos para derramar su sangre. Entre otros objetos se ofrecían hojas de coca, conchas marinas mullu y sobre todo el feto de la llama, según una creencia para fertilizar la tierra sin que faltara jamás la cosecha, este tipo de ofertorio suele llamarse en los Andes centromeridionales "corpachada".

La Pachamama, más las deidades Mallku y Amaru, conforman la trilogía de la percepción aimara sociedad - naturaleza;[2] y sus cultos son las formas más antigua de celebración que los aimaras aún realizan en la actualidad. Con la invasión de los españoles y la persecución de las religiones nativas (llamada en esa época "extirpación de idolatrías), la deidad Pachamama producto del sincretismo, comenzó también a ser muchas veces invocada a través de la Virgen María.

Actualmente se mantiene y conserva el sistema de creencias y rituales relacionados con la Pachamama, practicada principalmente por las comunidades quechuas y aimaras, y otros grupos étnicos que han sufrido la influencia quechua-aymara, en las áreas andinas de Ecuador, Perú y Bolivia, pero también en el norte de Chile y noroeste de Argentina. A través de los migrantes, se ha hecho conocida en otros lugares, y se ha expandido a numerosas ciudades y grandes metrópolis modernas como Buenos Aires, por este motivo se puede ver ocasionalmente en tal ciudad (especialmente en los 1990s y a inicios del presente siglo) a gente que, por ejemplo, vuelca un poco del vino o la cerveza que está por beber diciendo: "antes para la pacha".al realizar el ritual en el hogar por primera vez se debe realizar todos los años de no hacerlo se dice que se acaba la buena suerte y los alimentos que provee.

Ritual

El ritual central a la Pachamama es la challa o pago (tributo). Se la realiza el primer día del mes de agosto, durante todo el mes, y en muchos lugares también el primer viernes de cada mes. Las ceremonias estaban a cargo de personas ancianas o de mayor autoridad moral dentro de cada comunidad. En el caso del pueblo aimara esta persona recibe el nombre de 'yatiri'. También se realizan ceremonias a la Pachamama en ocasiones especiales, como al partir de viaje o al pasar por una apacheta. Según Mario Rabey y Rodolfo Merlino, antropólogos argentinos que han estudiado la cultura andina desde la décadas de 1970 a la de 1990, "el ritual más importante es el "challaco". Challaco es una deformación de los vocablos quechua 'ch'allay' y 'ch'allakuy', que se refieren a la acción de rociar insistentemente (Lira 1941: 160 y 161[1] ); en el lenguaje corriente de los campesinos del sur de los Andes Centrales, la palabra 'challar' se usa como sinónimo de 'dar de comer y beber a la tierra'. El challaco, tal como se practica en la zona estudiada (Merlino y Rabey 1983: 153-155[3] ), abarca una compleja serie de pasos rituales que comienzan en las viviendas familiares la noche de la víspera, durante la cual se cocina una comida especial, la tijtincha, y que culminan en un ojo de agua o la toma de una acequia donde se realiza el ritual principal a la Pachamama, con una serie de ofrendas que incluyen comida, bebida, hojas de coca y cigarros" (Rabey y Merlino 1988[4] ).

La religión centrada en la Pachamama se practica en la actualidad en forma paralela al cristianismo, al punto tal que muchas familias son simultáneamente cristianas y pachamamistas. En Perú, especificamente en Puno, la Pachamama es identificada con la Virgen de la Candelaria.[5]




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julio 02, 2011

AÑO NUEVO INDÍGENA ORIGINARIO DEL HEMISFERIO SUR

El calendario ancestral del mundo andino-amazónico, está ligado a los ciclos del Padre Cosmos y de la Madre Tierra, en una relación de armonía con el universo; para los pueblos y naciones ancestrales del mundo entero, los calendarios expresan los hitos del Padre Sol como son los equinoccios y solsticios, así como los ciclos de la Madre Luna y la Madre Tierra, pues ellos marcan los ritmos de la vida; por lo tanto la virtud de los calendarios originarios es que expresan los ciclos naturales del entorno.

Un calendario es un sistema de medida del tiempo para las necesidades de la vida; los días, meses y años son expresión de los ciclos cósmicos y telúricos. El calendario se basa en los movimientos de la Madre Tierra y los ciclos del Padre Sol y la Madre Luna. Un día es el tiempo medio necesario para una rotación de la Tierra sobre su eje. La medición de un año se basa en una rotación de la Tierra alrededor del Padre Sol. Un año solar contiene 365 días, 5 h, 48 m, y 45,5 s. Un mes se calcula por los pueblos antiguos como el tiempo entre dos Lunas llenas, o el número de días necesarios para que la Luna circunde la Tierra (29,5 días). Los pueblos indígena-originarios acompañan y observan estos hitos y rigen sus calendarios de acuerdo a los mismos, esto nos permite convivir en armonía con la vida.

Todas las culturas ancestrales, comprenden la importancia de unirse a los ciclos naturales de la vida y expresan esta misma lógica de pensamiento, generando un lenguaje común que va más allá de los continentes, pues contempla la observación y relacionamiento con el universo.
 
Es importante recuperar la verdadera dimensión del tiempo, pues nos permite comprender los cambios que estamos viviendo. Entender que la historia y la vida son cíclicas y están en permanente cambio, cambios que simplemente obedecen a un proceso natural de reordenamiento natural de la vida, al cual debemos ser capaces de unirnos.

En la actualidad esta vinculación espiritual, trae consigo la posibilidad de la renovación espiritual y material, que re-constituye los espacios principalmente arqueológicos como fundamento no sólo histórico sino también energético; el Willkakuti (retorno del padre sol) es una ceremonia sagrada de agradecimiento a la Pacha (la vida), por todo lo que nos proporcionó durante el pasado año; hecho que permite la celebración de bautizos y matrimonios andino-amazónicos, en esta ceremonia se prepara la ofrenda (Waj´ta o mesa ritual) en base a frutos, flores, plantas aromáticas para agradecer el retorno del Padre Sol (Willka Tata) cuyos anhelos y aspiraciones de las comunidades se plasman en agradecimientos a través de constantes Akhullikos, reafirmando la relación íntima del ser humano con la naturaleza y el cosmos en una actitud de respeto y de gratitud en la que juntos generamos armonía con todo lo que nos rodea.

La Tierra es nuestra madre, el viento es nuestro padre, el sol es nuestro padre, la luna es nuestra madre, y así todos los espacios y dimensiones que se van constituyendo en fuente de vida y energía al que le debemos respeto, como seres humanos en complementariedad, es el punto de equilibrio que no debemos romper.
 
Es así que esta ceremonia Willkakuti: “el retorno del padre sol”,  inicia el proceso de revitalización de la vida misma, basada en el calendario andino-amazónico que es luni-solar, dividido en 13 meses de 28 días cada uno, con 4 semanas de 7 días, correspondientes a las 4 fases lunares, en total 364 días y el día dedicado a la ceremonia al padre sol suman 365 días.

El 21 de junio, el Sol alcanza su punto más septentrional en el firmamento. Esta fecha, conocida como el solsticio, marca el cambio de estaciones: en el hemisferio norte de la Tierra se pasa de primavera a verano, y en el hemisferio sur, de otoño a invierno.

El 21 de junio en muchos centros ceremoniales de relevancia en toda el área andino amazónica como en: Tiwanaku, Samaipata, Pasto Grande, La Cumbre, Copacabana, Isla del Sol, Inka Llajta, entre otros se celebra la ceremonia del Willkakuti: “retorno del padre sol”.
 

Esta ceremonia se ha practicado a lo largo de los años en una búsqueda de restablecimiento de la identidad de los pueblos originarios del Hemisferio Sur que se aprestan a recibir este nuevo ciclo considerando uno de los hitos más importantes en el calendario ancestral. 
 
En Machu Pichu – Perú el 21 de junio se hace la ceremonia del fuego sagrado para que, a través de su humo, se contacte con el espacio celestial; este momento se considera la unión entre el Padre Sol y la Pachamama.

El Pueblo Mapuche celebra We Tripantu  el inicio del nuevo ciclo que se realiza entre el 21 y el 24 de junio. Es un día sagrado para los Mapuches, ya que corresponde el final de otoño (solsticio de invierno). Es decir, es la noche más larga del año y preludio al renacer de la vida en la cosmovisión Mapuche.
 
En Stonehenge, situado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire, Inglaterra, cada año miles de personas, entre ellas el pueblo celta, se reúnen para festejar el amanecer del día más largo del año. En el solsticio de verano, el Sol sale justo atravesando el eje de la construcción, lo que nos hace notar que los constructores tenían conocimientos de astronomía y sabían acompañar los ciclos naturales de la vida. El mismo día, el Sol se oculta atravesando el eje del Woodhenge, donde se han encontrado multitud de objetos que evidencian que se celebraban grandes ceremonias.

Similares características se presentan en el hemisferio norte en el mes de diciembre, por ejemplo en Teotihuacán, donde se realizan ceremonias que acompañan los hitos del Padre Sol, mientras en un hemisferio se da inicio a la renovación de la naturaleza en otro se cumple la mitad de su ciclo.

Los pueblos originarios del Hemisferio Sur manifestamos de manera firme y contundente que esta no es una costumbre reciente, pues ésta práctica se ha realizado siempre en nuestras comunidades y es en este tiempo que se vuelven a visibilizar las costumbres ancestrales de nuestros abuelos y abuelas. La Madre Tierra está sintiendo los efectos negativos de la inconsciencia de algunos países que han roto el equilibrio y que hasta ahora no han comprendido que el ser humano no es dueño de la Madre Tierra sino somos parte de ella.

El solsticio de invierno, fecha en que el Padre Sol comienza un nuevo recorrido es una fecha para la profunda reflexión, para un renacer; así como el Padre Sol vuelve a comenzar un ciclo, nosotros como seres también iniciamos una nueva etapa, y al acompañar el ciclo tenemos la fuerza de la vida, para proyectar y trascender en un verdadero renacer como hijos e hijas de la Madre Tierra y el Padre Cosmos, y devolvernos la posibilidad de junto con el Sol amanecer desde lo profundo de nuestro corazón. Esta ceremonia sagrada de los pueblos ancestrales, está orientada a reconstituir la armonía y el equilibrio.
 

Como amanecieron nuestros abuelos y abuelas después de la noche oscura de reflexión y preparación, nuestros abuelos levantaban las manos para esperar el renacer del padre sol. Ellos expresaban en el momento exacto que se reflejaban los primeros rayos en el horizonte: “Qhantataita Willka Tata”, que significa: “Padre Sol, así como tú amaneces en el horizonte de la vida, hazme amanecer en mi corazón”.

Hermanos y hermanas somos parte de un tiempo muy importante, porque estamos en el amanecer de la historia, por lo tanto el 21 de junio debemos renovar nuestro compromiso con la vida, no solo ser observadores de la historia, sino haciendo historia, reconstituyendo nuestra identidad en el horizonte del Vivir Bien.

http://caminantesdelosandes.blogspot.com/2011/06/ano-nuevo-indigena-originario-del.html
 
 
 

enero 18, 2011

EL SIGNIFICADO DE JOSE MARIA ARGUEDAS PARA EL PERU



Hoy (18 de enero) se cumple el centenario del nacimiento del escritor nacional José María Arguedas. Injustamente, este hecho no fue considerado significativo por el Presidente Alan García para nombrar el 2011 como el año de Arguedas.
La posibilidad de dedicar este año a nuestro escritor tampoco encontró eco en nuestros padres de la patria ya que, por el contrario, un grupo de ellos recomendó al Poder Ejecutivo nombrar al 2011 como el "Año del Centenario de los Submarinos en el Perú". Finalmente, el Presidente García ha señalado que el 2011 será el “Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo”.
 ¿Qué temas pone en el tapete Arguedas que parecen incomodar al Presidente García?
José María Arguedas fue un novelista y antropólogo peruano que, como señala Rodrigo Montoya, vivió y sufrió con gran intensidad el drama de ser peruano, en un país de “todas las sangres”, propiedad de los criollos, descendientes de españoles. Arguedas, quizás como ningún otro escritor, entendió y describió el grave conflicto entre “señores e indios”. Este es un conflicto que aún nos marca y que separa a unos peruanos de otros porque no está resuelto. ¿Acaso olvidamos el desprecio con que llamó el Presidente García a nuestros hermanos amazónicos diciéndoles “perros del hortelano”?

Por esto, “Todas las sangres”, su última novela publicada en vida, es la gran metáfora sobre la diversidad cultural que caracteriza al Perú. Estos ideales no son arcaicos, señala Carmen Pinilla, estudiosa de su obra, ya que no propugnan un regreso al pasado sino más bien tomar valores del pasado, que existen en las poblaciones actuales, heredadas del pasado incaico, y que esos valores tengan una utilidad en el futuro. Por esto, señala Pinilla, los dos grandes objetivos de la vida de Arguedas fueron mostrar una realidad desconocida (o mal conocida por los prejuicios) y luego golpear como un río la conciencia del lector
Arguedas escribió “Yo no soy un aculturado, yo soy un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz habla en cristiano y en indio, en español y en quechua”. Para Rodrigo Montoya, Arguedas estaba convencido de perfeccionar los medios para entender este país tan diverso, tan múltiple en variedad terrena y humana. Más allá de empujar una ideología política para cambiar el país fue una actitud de solidaridad, de defensa de los valores morales y artísticos de los pueblos indígenas.


A partir de esta injusticia cometida con Arguedas se ha originado todo un movimiento para conmemorar los 100 años de su nacimiento. Los festejos se iniciaron el domingo en Andahuaylas, donde se izó la bandera y hubo un desfile cívico. En el Club Andahuaylas, se presentó la revista de la Universidad Nacional de Andahuaylas José María Arguedas y la inauguración de la exposición “Legado arguediano”. En tanto, un grupo de intelectuales, ha logrado que se publique la obra antropológica y literaria de Arguedas en varios tomos, que posiblemente vean la luz a mediados de mayo.
En conclusión, celebraremos el centenario del nacimiento de José María Arguedas de la misma manera como han sido su vida y su obra: reivindicando todas las sangres en conflicto con las visiones criollas que han buscado persistentemente marginarlo de la cultura nacional.